EL APURO EN RESPONDER
La vida contemporánea exige respuestas rápidas en una sociedad impaciente y centrada en lo inmediato, donde la efectividad se mide por la velocidad y la espera es significada como pérdida de un tiempo que habría que atesorar, sin que por ello pueda asirse.
El sujeto padece el apremio temporal que transforma toda espera en desventaja y se constituye en una vía de exclusión y segregación
Así, lo que Freud nos ha enseñado a leer como la perentoriedad de la satisfacción pulsional encuentra en este estado de cosas un lugar de imperativo: no hay tiempo que perder porque toda pérdida toma valor negativo.
La aceleración de la producción y del consumo atraviesa los distintos discursos que se ocupan hoy del niño. Los profesionales del campo jurídico, del educativo, de la salud quedan conminados a responder en forma urgente, no hay espera.
Hemos podido constatar que esta demanda voraz de respuesta inmediata obstaculiza, impide dar lugar y tiempo a las respuestas que el niño mismo va produciendo en las contingencias de una vida marcada por estos imperativos, ya que son leídas como necesidades apremiantes que exigen intervenciones rápidas, sin posibilidad de dilación o aplazamiento que permita el despliegue de una temporalidad única y propia.
En el marco del CIEN apostamos a que el encuentro con otras modalidades de reflexión e intervención puedan producir un efecto sobre este estado de cosas, permitiendo alojar los recursos, los modos y los tiempos de cada uno –tanto los del niño como de los profesionales involucrados en estos campos.
Invitamos a todos los que estén interesados en estos problemas a acompañarnos en esta nueva Jornada del CIEN, donde nos proponemos poner a prueba estas concepciones sobre este tiempo, el apuro y las respuestas de los sujetos –sintomáticas- que debemos saber leer en cada ocasión.
Pueden solicitar informes sobre el modo de participar escribiendo a cien@fibertel.com.ar
viernes, 10 de julio de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)